Los liberales le tienen pánico a la simple expresión que implica el
concepto de planificar, al cual le asignan un tufillo similar a imposición, a
dictadura, ellos sostienen que el uso de recursos escasos para satisfacer
necesidades múltiples y crecientes es suficiente el sagrado mercado que,
como lo demuestra la realidad de los
últimos 300 años reparte solo en favor de los sectores del poder económico.